Las marcas son la solución a un sistema imperfecto. Este sistema imperfecto es el análisis que hacemos cada vez que tenemos que tomar una decisión de compra. Es decir, una marca, con su propuesta de calidad, de selección de productos o de servicio, nos evita la pérdida de tiempo que requeriría analizar todas las alternativas del mercado para evitar errar en la decisión de compra que necesitamos realizar.
La construcción de una marca diferenciada y de valor para el público objetivo de nuestros productos y servicios es la forma que una empresa tiene de salir de la lucha por el mercado a través de los únicos parámetros del precio o de la conveniencia.
Una marca aporta valores al cliente, proporciona garantías, construye una experiencia y arropa en una emocionalidad positiva alrededor del producto o del servicio que acuña.
Y esto que sucede con las marcas de productos y servicios para el consumo, aplica del mismo modo para una marca empleadora. Alcanzar un estatus diferencial de marca, con atributos de valor para los trabajadores, que aporte extras diferenciales emocionales y un propósito común, nos distancia de competir por el talento en el mercado dentro de la batalla remunerativa como única propuesta de valor.
En la nueva década que se estrena estamos ante una función necesaria, desarrollar nuestra marca empleadora es, sin duda alguna, una necesidad para las empresas que quieren desarrollar proyectos de éxito.
Si esto es así, está claro que desde la gestión interna de las empresas y más concretamente desde los departamentos de gestión de personas llegó el momento de desarrollar nuestra marca empleadora.
Parece claro que en el entorno del marketing podemos encontrar pistas y metodología para el desarrollo de una marca que podamos trasladar a la construcción de nuestra marca empleadora. Así que… ¿cómo se construye una marca? ¿y qué podemos hacer para desarrollar nuestro plan de creación de una marca empleadora?
El paso fundamental para iniciar el camino de la construcción de una marca pasa por enamorarnos de nuestro cliente en lugar de enamorarnos de nuestra empresa. En el caso de la marca empleadora, el proceso no puede ser diferente y enamorarnos de las personas que conforman la compañía es el primer ladrillo de la construcción de nuestra marca.
El lugar que el cliente ocupa a la hora de hacer el proceso de análisis para enamorarnos es, sin lugar a dudas, el centro. Customer centricity es la orientación emocional que nos ayudará a hacer este ejercicio de forma correcta. En este caso poniendo en el centro al empleado, pasando del customer centricity al employer centricity.
La herramienta clave para comenzar a pensar en el empleado desde un punto de vista más próximo, es el mapa de empatía. Una herramienta revolucionaria y asequible que nos permite poner foco en los diferentes aspectos que configuran el pensamiento del empleado y que, aplicándola con la dedicación adecuada, nos proporciona un plan de acción claro para mejorar en la orientación de nuestra marca empleadora hacia el empleado y, en consecuencia, la capacidad de obtener a través de acciones la credibilidad del discurso que difundamos como empresa sobre lo que significa trabajar con nosotros.
Invertir esfuerzo en desarrollar este plan de acción que nos lleve a recorrer el camino para construir nuestra marca empleadora es a todas luces una inversión de futuro muy rentable.
Al plan de acción derivado de poner al cliente en el centro del análisis de lo que nuestra empresa es en términos de marca, le sumaremos un plan de comunicación amplio y sin complejos, porque ya se sabe… aquello que no se comunica es casi, casi, como si no hubiese existido.
Una de las fórmulas más eficaces para lograr que esa comunicación alcance los efectos deseados, es darles voz a los protagonistas, a las personas que han vivido en su propia experiencia lo que significa que la empresa en la que trabajan se esfuerce por cuidar de sus trabajadores con las acciones y las políticas que emanan del análisis de la empatía de las personas que trabajan en ella.
Si se trabaja correctamente la participación de los protagonistas, la efectividad de la comunicación es muy alta y el resultado global de la campaña será sin duda muy positivo.
Además, para llevar a cabo un desarrollo de marca empleadora de forma consistente, es necesario construir una experiencia del empleado relevante y hacerles partícipes de lacomunicación ayuda en este propósito.
Invertir en marca para una empresa es invertir en valor futuro, hacerlo en construir marca empleadora es hacerlo en presente, en cimientos sólidos para construir ese futuro.
En un mundo cada vez más tecnificado, donde el talento va a ser el valor escaso de las organizaciones y una de las claves competitivas en el mercado, trabajar nuestra marca empleadora ya no es una opción, es una necesidad.
Es posible que existan empresas que hoy por hoy no vean la necesidad de trabajar este ámbito y que piensen que pueden seguir trabajando únicamente en el ámbito del consumidor a la hora de desarrollar su marca o la marca de sus productos.
En un futuro cercano, esto no será así, el 100% de las empresas tendrán entre sus actividades claves desarrollar sus marcas empleadoras, y es que posiblemente aquellas que desatiendan esta actividad, no llegarán a ese futuro cercano.